domingo, 18 de mayo de 2008

"Como en el fútbol sólo hay un Pelé, en el pentatlón militar sólo hay un Bandeira".


Ribamar Juvino Bandeira nació el 30 de septiembre de 1961 en Paulista, Pernambuco; un caluroso pueblo brasilero ubicado en la costa del Océano Atlántico. Ha dedicado casi toda su vida a la práctica del pentatlón militar. Desde 1983 ha participado en 22 campeonatos mundiales, obteniendo magníficos resultados: cuatro veces campeón mundial individual y cinco veces por equipo. A lo largo de su trayectoria militar se le han otorgado 15 condecoraciones a nivel nacional e internacional. Sus medallas y trofeos se encuentran en un museo militar ubicado abajo del Cerro Pan de Azúcar en Brasil.

Actualmente se desempeña como el Instructor de Pentatlón Militar de las Fuerzas Militares de Colombia. Con tan solo dos años en el país, éste le devolvió la oportunidad de estar de nuevo con su familia, una tradición que había perdido cuando se dedicó de lleno al pentatlón militar. A sus 45 años es sorprendente ver el vigor físico y mental de este pentatleta: ícono del deporte brasilero.

Su afición por el pentatlón militar viene desde muy pequeño. Su padre, un humilde pescador brasilero, no tenía dinero para enviarlo en bus a la escuela. Con tan sólo diez años caminaba 12 kilómetros diarios. “Cuando tumbaba esas frutas era como si hiciera lanzamiento de granada, caminando 12 kilómetros diariamente ya estaba haciendo una preparación general para la prueba de ocho kilómetros, haciendo buceo ya estaba entrenando para la prueba de natación; en mi casa teníamos unas garruchas que llenábamos de pólvora, entonces ya me estaba adiestrando para el tiro”, dice con una gran sonrisa, sintiéndose muy orgulloso. Fue una vida dura, llena de obstáculos, pero al mismo tiempo sin darse cuenta él se estaría preparando para la gran pasión de su vida: el pentatlón militar.

Según Santiago Cortés, decano de la facultad de Educación Física Militar de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdoba, el pentatlón militar es actualmente una disciplina obligatoria en la enseñanza de la ciencia militar. Además es considerado el deporte de máxima importancia en los ejércitos del mundo. El pentatlón militar es un deporte de competición multi-atlética que consta de cinco disciplinas: tiro con fusil estándar, carrera de obstáculos, natación de obstáculos, carrera de campo través y lanzamiento de proyectiles normalizados. Los profesores de pentatlón militar de Escuela Militar de Cadetes coinciden en un mismo punto, “si yo tengo un soldado que dispara bien, que trota bien, que nada bien, que lanza granada bien, ese soldado es un buen militar para la guerra”.

Bandeira llegó a hacer parte del Ejército Brasilero en 1980, cuando ya tenía la mayoría de edad. Recibió su educación militar en la Escuela de Artillería en Brasil, llamada Séptimo Grupo de Artillería de Campaña en Olinda (Pernambuco). Un primo suyo que vivía en Río de Janeiro y que además estaba trabajando para el Ejército lo ayudó a incorporarse como soldado. Ese año ya como recluta empezó a practicar algunos deportes como natación, lanzamiento de jabalina y bala. En todas las pruebas en que participaba le iba muy bien, siempre quedaba entre los tres mejores. Por su excelente rendimiento lo invitaron para participar en la selección brasilera. Todo pasó muy rápido; en dos años ya estaba en la selección brasilera disputando su primer campeonato mundial de pentatlón militar. En esos dos años logró hacer curso para cabo, después curso para paracaidista, curso de comando y finalmente curso de educación física. En 1983 disputó su primer campeonato mundial en Farum (Dinamarca). En esa primera oportunidad quedó de séptimo individual y quinto por equipo. La segunda vez que participó fue en 1984 en Holanda, en esa ocasión quedó de cuarto individual y segundo por equipo. Un año después, tuvo la alegría más grande de su vida porque en ese año quedó como campeón mundial por primera vez.

A lo largo de toda su trayectoria militar ha recibido 15 condecoraciones. La primera de éstas en 1982 cuando era soldado llamada “Condecoración del Pacificador”. Esta insignia se la otorgaban a los militares brasileros cuando cumplían diez años de servicio, Bandeira la recibió con menos de dos años. Las otras fueron llegando a medida que su carrera iba avanzando. Entre las más destacadas se encuentran: Condecoración a la Orden del Mérito Militar de Brasil, Condecoración de la Unión Deportiva Suramericana y la Condecoración de China otorgada por el Ministro de la Defensa. Sus tres últimas condecoraciones son las más importantes en su vida, porque las recibió de manos de las Fuerzas Militares de Colombia. La primera de éstas la Condecoración de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdoba, la segunda la Condecoración de la Escuela Naval Almirante Padilla y por último la Condecoración de la Fuerza Aérea. Todas estas condecoraciones necesitaban un lugar para ser guardadas y admiradas por el público, fue así por idea de un coronel que nació un museo con un cantón dedicado exclusivamente para el Subteniente Bandeira. Con los trofeos, medallas, fotografías y condecoraciones que su esposa había guardado a lo largo de su carrera. Actualmente se encuentra ubicado abajo del Cerro Pan de Azúcar en Río de Janeiro.

Según el reglamento del CISM (Consejo Internacional del Deporte Militar) en los campeonatos mundiales es obligatorio el manejo de dos lenguas: el inglés y el español. Sin embargo, en todas las ocasiones sus participantes no cumplen con eso. Es así como Bandeira recuerda una experiencia muy hermosa en un campeonato mundial en Noruega cuando conoció a un francés. El extranjero viajo a Brasil y se quedo casi un mes con su esposa en su casa. Las barreras del idioma no fueron impedimento; porque así fuera dibujando o escribiendo ambos se hicieron entender.

María da Guía, esposa de Bandeira recuerda que cuando todo inicio eran tiempos muy difíciles. El podía demorarse hasta seis meses en regresar a la casa. La Liga de Pentatlón Militar estaba ubicada en Río de Janeiro, a unos 2750 kilómetros de Refice, su ciudad. Pero la pobreza era evidente, no tenía dinero para visitar a su familia mensualmente. Bandeira agradece mucho a su esposa todos sus logros; porque ella siempre supo conciliar toda esa distancia siendo buena madre y educando a sus hijos. Ellos hablaban dos veces al mes porque era muy costoso, el la llamaba de la Federación a un teléfono público que quedaba cerca de la casa. Sin embargo, sus hijos le cobraron con creses todos los años de lejanía. El siempre buscó mostrarles que las grandes personas que existen en el mundo, los grandes empresarios, los grandes millonarios tuvieron un sacrificio. En Brasil hay un dicho que dice que “la oportunidad va y toca tres veces su puerta”, pero él no cree eso. Siempre que apareció una oportunidad no la dejó pasar.

Dedicó su vida de llenó al Ejército. Prefirió pagar ese alto precio por sus logros. No obstante, aconseja a todos los padres de familia que le brinden siempre la atención necesaria a sus hijos, lo más que puedan que no olviden priorizar la familia. No se arrepiente al darle gran importancia al deporte; porque éste le sirvió para mejorar la calidad de vida de su familia. Sus dos hijos hablan inglés y español y están formados profesionalmente. Su hija Natalia en Historia y su hijo en Geografía. Su mayor anhelo era que alguno de sus hijos se hubiera interesado por la vida militar, pero ninguno de ellos le dio esta alegría. El cree que si no hubiera hecho el sacrificio de dejar su familia jamás hubiera conseguido nada, pues su sueldo de sargento escasamente le servia para vivir. Después de su participación en los campeonatos mundiales su vida mejoró. Pudo gozar de los privilegios que nunca había tenido y que le otorgaba el premio. Inmediatamente compró una casa grande en la playa, un buque para velerito, un buque pesquero, un carro con aire acondicionado, motos para su familia y computadores para todos los miembros de su familia.

A sus 45 años apareció una oportunidad diferente. Fue convocado por el presidente de la Federación Colombiana de Pentatlón Militar para entrenar a la Selección Colombiana. Para él, esta sería la coyuntura que estaba esperando. Porque además de perfeccionar su español, servirle para ascender a oficial por mérito, se convertiría en una buena oportunidad para estar nuevamente con su familia.

Tuvo una aceptación maravillosa en las Fuerzas Militares Colombianas. No tiene palabras para hablar de cómo lo acogieron en Colombia porque todo ha sido excelente. Tiene una relación afectiva muy buena con sus superiores. Ha hecho muchos amigos colombianos, cuando se pensione si desea volver a Colombia tiene trabajo asegurado en cualquiera de las cuatro fuerzas. Su esposa y sus dos hijos tienen trabajo y todos están muy amañados. El comparte la misma idea de su esposa, “Colombia ha sido la mejor fase de sus vidas hasta hoy”. No obstante siente mucha nostalgia porque la comisión ya casi llega a su fin y debe prepararse para enfrentar otra etapa en su vida: entrenar a la Selección Brasileña de Pentatlón Militar para el campeonato mundial en la India. Bandeira se lleva la idea de que Colombia es un país que va en crecimiento. El país tiene grandes riquezas: el café, las esmeraldas, el petróleo, su gente. Pero cree que lo que falta es divulgación, que el mundo se acostumbre a mirar a Colombia con otros ojos, con los mismos ojos con los que un día su familia la miró y la aprendió a amar para convertirla en su segunda patria.

(Mayo 2007)

1 comentario:

Unknown dijo...

tio de maria eduarda medeiros da silva subrinha dele meu tio é muito xique de mais ele é lindo mais podia ser modelo né mais mesmo assim ele é o meu tio querido minha tia minha prima e a minha familia voltem logo ja estou com saudades de vcs amomos muito vcs beijo te amo tio ribamar,tia guia,natalia e ribinha voulem logo viu se ñ vou morer de saudadees de vc♥